Capitulo 9

Capitulo 9

En el desayuno apenas había logrado comer un trozo de pan con algo muy parecido a agua con un toque de cafeína, la cual querían hacerla pasar por café. En estos momentos estaba en el mostrador observando petrificada lo que me habían dado de supuesto almuerzo. La cosa era una sopa marrón demasiado claro con una nata de un marrón mas claro todavía en la superficie, en algún resquicio del plato sobresalía un trozo microscópico de algo parecido a un trozo de cartón mojado, que según (Aunque no lo creía ni por asomo) la señora expendedora de alimentos era un trozo de costilla de res. Curiosamente olía a trapos remojados. Viva la Honestidad de Javier. Hurra.
Fui hacia la mesa donde estaba sentada Alanora y Be comiendo lo que sospechaba era delicioso. Tenía algo parecido a una crema de calabaza con un trozo de verdadera costillas agridulces en otro plato. Acompañaban todo esto con una coca cola (La cual compartían) y unas papas fritas rociadas con salsa de tomate. Juro que en ese momento deseaba convertirme en una homicida real y matarlas a las dos por robarles la comida. Como si Alanora hubiera leído mis pensamientos soltó una risotada y me dirigió una mirada cargada de compasión.
—Entiendo tu decepción con la comida. Es horrible esa cosa parecida a agua sucia que dan como alimento gratuito. Así que toma —Me pasó las papas fritas—. Come algunas y… —También me paso las costillas—. Estamos bien así ¿Cierto Be? –La chica serpiente asintió y siguió comiendo. Sinceramente el hecho de que no dijera nada parecía de lo más primitivo—. Come lo que quieras linda.
Yo no podía dejar de mirar a las costillas.
— ¿En serio?
— ¡Claro que si! Mira, estamos algo gorditas, y no debemos comer de más, así que no importa mucho, más bien nos harías un gran favor.
La observe un momento, y vi en ella la misma gordura que tendría un palo de gol. Si quería bajar de peso tal vez intentara pasarse al límite de la inanición o algo parecido. Estaba empezando a protestar cuando Javier se sentó a mi lado y colocó una bandeja de pollo salteado con vegetales, arroz cocido y puré de papas frente a mí. Lo mire sorprendida.
— ¿Qué…?
—Es un buen menú, lo pedí para ti, hoy no creo que tuvieras kiper para comprar algo mas que un vaso de agua sin purificar –Diciendo esto echo a comer su propia ración de pollo con arroz.
— ¡Javier! No necesito que me des esto —Exclamé avergonzada. Si había algo peor que la caridad, seria la caridad de un recién conocido.
Él me observo un momento y luego puso los ojos en blanco.
—Costo cinco mil kiper, cuando trabajes dos horas en limpieza ganaras la misma cantidad. Ahora te acompañaré a buscar un oficio y con lo que ganes me pagas ¿De acuerdo? 
Tenía un buen argumento.
—De acuerdo —Asentí malhumorada y eche a comer, pero no sin darme cuenta antes de que Alanora observaba muy seria a Javier.
—Bien —Murmuro y siguió comiendo.
En algún momento, mientras comía con mucho interés mi presa de muslo, alguien más se sentó en la mesa. Levante mi mirada impregnada de curiosidad y estuve a punto de atragantarme. Javier me dio un poco de coca cola cuando comencé a toser con fuerza mientras golpeaba mi espalda intentando apaciguarme. Frente a mi, al lado de Be, se encontraba sentado David con los ojos entrecerrados formando una ligera rendija y abrazando a una chica que por un momento paso desapercibida, hasta que con profunda sorpresa me di cuenta que se trataba de Angélica. Ella sonreía con bastante humor mirando de Javier a mi persona y desde Alanora y Be.
— ¡Hola! —Saludó con un tono chillón— ¿Qué tal? — Hubo un coro de “Muy bien” seguidos por miradas curiosas en la mesa—. Lo siento, tal vez no me conozcan del todo, mi nombre es Ángela y este es David mi novio—. Yo la mire horrorizada ¿Su novio?—. Ella —Prosiguió señalándome—, es mi compañera de habitación ¿Qué tal se porta? ¿Es buena chica? —Por un momento todo se mantuvo en silencio, David seguía apuñalándome con la mirada, sonriendo maliciosamente. No podía ser su novio… ¿O si?
Conocía a Angélica hace solo un día. Cuando la amas de llaves había cerrado la puerta de la habitación donde tendría que pasar ocho años de mi vida, lo único que pude hacer fue echarme a llorar tal cual una bebe, alguien me rodeo con sus brazos susurrando palabras dulces y amigables, un lindo “Todo estará bien” hace que le agarres cariño a la gente. Claro, luego te das cuenta que la chica que se había tomado la molestia de ayudarte coleccionaba arañas y escuchaba música metal para dormir y empezabas a dudar si era bueno tenerla como amiga. Ella me había ayudado a ordenar la ropa (Las cuales habían estado en la habitación cuando había llegado) y los objetos que estaban dentro de una maleta azul que curiosamente era la misma que había comprado tres días antes de despertar en Tenebrarum. En este estaban acomodados las cuestiones higiénicas (Cepillos de dientes, pasta dental y jabón) que anteriormente se encontraban en mi baño de uso personal, habían cepillos de cabello, mi colonia favorita, una foto vieja de Michael Jackson, un mp4 lleno de canciones de pop latino y otro montón de cosas de uso personal, que nunca pensé ver dentro de un bolso tan pequeño. Ella ayudo con el orden de todos estos objetos. A las nueve y treinta de la noche, ya con ojos rojos y un dolor latente de cabeza el sueño se negaba a llegar, así que Angélica cogió algo del armario de la habitación y se sentó en mi cama. Era un frasquito con mentol y echo un poco en mi frente y luego empezó a contar historias de un joven novio que le gustaba mucho. Había sido buena compañera, y había ayudado bastante, pero lo mejor era que no tenía esa extraña mirada que parecía florecer en Tenebrarum. Parecía una buena amiga. Y ahora ¿Su joven novio era David?
— ¿David? —Parlotee. Deje caer el tenedor y el cuchillo en el plato, no tenia fuerzas para sostenerlos ¿El mismo repulsivo desgraciado acosador que intentaba prácticamente violarme a besos hace unas horas, ese David? Angélica miraba de David a mí.
— ¿Se conocen? —Preguntó con un tono muy cercano a ese malicioso que usas cuando estas celosa—. ¿La conoces? —Ahora se dirigía solamente a David.
Mire de reojo a Javier. El estaba observando a David con el entrecejo fruncido.
—Nos… —Comencé a decir, pero David me interrumpió.
—Ella quería que le mostrara el lugar —Explicó David sonriendo—. Así que no me negué, luego… No importa, pero quiero que sepas amor que tu amiga es bastante... Dinámica.
Había algo que no me cuadraba en su maldita expresión. Y ¿Qué era eso de que ella quería que le mostrara el lugar? ¡Él se lo había ofrecido!
—Yo… Tu…
Pero antes de terminar, David le susurró algo a Angélica en los oídos y la expresión de esta se volvió de profundo odio. Un odio Hacia Paola Villa. Se puso de pie echa una furia, me fulminó con la mirada y con una actitud tajante echo a caminar hacia la salida, David fue tras ella, pero antes de salir se volvió en redondo hacia mi y formo una palabra con sus labios. Una palabra que no tenía ningún significado en ese momento, pero que pronto sabría que era lo más importante en ese momento de mi vida.
“M-A-R-C-A-D-A”

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